Desde su nacimiento en la Sierra de Urbión hasta Vega Terrón, en la frontera portuguesa, la Senda del Duero recorre, durante más de 750 kilómetros, diferentes paisajes, desde los pinares de la sierra, a los sabinares y viñedos de la ribera del Duero, los campos de labor y regadío de Tierra de Campos y los encinares y olivares de Los Arribes del Duero.
El Camino Natural parte de tierras sorianas en las que los pastizales y berrocales de montaña dan paso a pinares y llanuras cerealistas. En esta zona, la ribera del Duero está marcada por los mosaicos de fincas agrícolas, pinares, encinares, choperas y bosques de galería. El panorama va cambiando de sabinas y encinas a almendros y viñedos, típicos de la ribera burgalesa, y así continúa, acompañado de pinares de piñonero, hasta tierras vallisoletanas. Una vez en tierras zamoranas, el recorrido se adentra en la fértil vega del río Duero, con fincas de regadío que tornan cultivos de secano, dehesas de encinas, pastizales y afloramientos rocosos hasta llegar a la penillanura sayaguesa. En esta comarca, el Duero y sus afluentes se encajonan en el granito formando cortados de espectacular belleza como son los arribes. Esta geografía marca diferencias en los